Por acá, quizá, otras cosas c:

lunes, 3 de febrero de 2020

The Old Man still wants it





        The Old Man still wants it,

    Han pasado años desde que inicié este viaje sin retorno. Que no te sorprenda si mis palabras las has leído antes, pues, es el camino que todo guerrero o guerrera debe recorrer y trataré de plasmar, de acuerdo a mi experiencia, lo que ha sido caminar descalzo por parajes hirientes y reconfortantes, senderos sin fin. No importa el destino de este viaje, importa cuanto daño soy capaz de soportar antes de decidir que es suficiente y rendirme ante el camino de rosas espinadas que hay delante de mí.

    Cuando comencé, quedé aturdido con toda la belleza que ofrecía este recorrido, como si sufriera del Síndrome de Stendhal. Un presentimiento oscuro, premonitorio, me advertía que sería difícil y que no debía hacerlo pero soy humano y mi naturaleza obstinada y curiosa me traicionaría infinitamente hasta hoy. Por supuesto, lo seguirá haciendo. Joven y con esperanzas, comencé a caminar con mis zapatos de cuero cafés, sin sentir daño alguno pero sin disfrutar ni palpar el camino mismo, enfocado principalmente en mi objetivo, el final del camino. Hice oídos sordos a la recomendación de tantos seres mágicos llenos de amor por mí, lo que ha decantado siempre en una inmensa preocupación que, ahora, agradezco.

    Caminé incansablemente topándome siempre con bifurcaciones que me desviaron siempre. No sé si elegí correctamente el camino pero algo de lo que siempre estaré orgulloso y profundamente agradecido es de siempre haber escogido. Nunca me detuve, siempre supe lo que quise, hasta hoy. Conocí tantas personas que caminaron en la misma dirección, tantxs que me dieron la mano para apoyarnos en los momentos más difíciles y, que por diversos motivos, fueron escogiendo otros caminos o se quedaron sentados un momento, un momento eterno que no pude esperar. Esa eternidad del descanso me ha dañado en lo profundo de mi ser, me ha hecho sentir pequeño, detenido, subalterno de mis emociones y digo "mis" sin que estas fueran por mí, sino por el otro. No sé si estuvo bien, pero hasta el día de hoy lloro cada desconexión y bifurcación que nos separó. Perdóname, por permitirnos esto y perdóname por entender que así es el destino de nuestra especie, es el pago por tener discernimiento, por ser humanxs. La peor parte de ser humanxs es la capacidad de soñar, de pensar que "algo" casi divino sucederá para decidir por nosotros o cambiar el rumbo de las cosas y he aquí la primera vivencia que me ha causado un terror emérito saber que se repetirá: Los sueños no siempre se hacen realidad y es más doloroso aún ya que la experiencia me dicta que lo más probable es que no se hagan realidad ¿Cómo podemos decidir sobre el camino del otro? no se puede y es ahí donde dejamos de ser omnipotentes ante "el forjamiento de nuestro camino". Nos toca, inequívocamente, elegir lo que nos queda, lo sobrante, sin importar qué sentimos o queremos. Nos hemos metido tanto en la cabeza que somos seres gregarios, que decidimos constantemente caminar al lado de otro pero olvidamos que nacemos solos, estamos gran parte del tiempo conversando con nosotros mismos y, al final de todo, solos perecemos. Esta idea errónea de ser gregarios nos idiotiza y nos hace quedar estancados en momentos eternos, mirando el camino de otrxs. But don't be scared - profesan algunos. Por mi parte, te insto a aterrarte, eso nos hace más humanos.

    Ahora, hombre viejo luego de tanta eternidad caminando, solo me resta extrañar, llorar y sentir el dolor, pago por tantos momentos bellos caminando juntos, corriendo y hasta volando. Fueron traviesas las rosas del camino, borraron sus espinas para hacerlas crecer en el momento más inoportuno, creo que sienten cierto placer y hasta se alimentan y se riegan con nuestro dolor. Pero está bien, hoy por mí y mañana por mí. Seguiré dándole cabida a mi existencia ínfima, que a tantos caminos no les importa. Miraré hacia adelante, a lo que me resta por conocer pero siempre habrá un dejo de pena al mirar atrás, al lado y verte caminar en otras rosas, no en las "nuestras". 

    Hoy estuve detenido una eternidad en mi cama, regando aquellas rozas con mi dolor, mis lágrimas fecundas derramadas en el suelo, recordándome qué hago acá. Los perros ladran y me hacen pensar por un momento en esa intervención divina de la que hablé antes, esa oportunidad de que las cosas no sean como pienso que son y aparezcas, de la nada, frente a mí con palabras muertas desde su concepción, palabras que nunca serán dichas. Termino escribiendo esto y al mismo tiempo sin dejar de soñar, porque soy obstinado. Sentado, descansando un momento. Si, ha sido eterno, pero la eternidad misma no es para siempre y mañana, cuando se acabe el regadío, me tocará levantarme y seguir disfrutando de mi camino, del dolor que me entrega y ese masoquismo intrínseco de ser humano. Mañana veré que hago, si es que mañana llega, porque aún sigo aquí, soñando. Hoy declaro que soy aquel Old Man and The Old Man still wants it, he still loves you until who knows.