Por acá, quizá, otras cosas c:

martes, 27 de septiembre de 2011

¿El Fin?

¿El final?, el final nunca ha estado escrito y, si de algún modo u otro has pensado eso, es porque has deseado que en este momento el final exista y esté palpable.

 De finales sé, y bastante. Y es que contigo ilustrada de múltiples formas, he sentido el deseo de que todo termine o, al revés, de que nunca lo haga. He visto luciérnagas acabar sus focos frene a llamas mas fuertes que el sol. He deseado congelar trozos de hielo que me he arrancado a destajo del pecho. Y es que a lo único que le he querido poner fin es al dolor y también al amor.
-¿ Por qué al amor si otros lloran por sentirlo? -. Hay solo una forma de llegar a algo malo, y es pasar por algo bueno. La única forma de sentir un verdadero dolor y odiar de verdad es haber amado y haber sentido de tal forma un torrente de emociones, que erizarían los pelos de cualquiera. Y si no sientes, y si no eres la vida, y si no te sientas a conversar contigo mismo y a tomar un té con tu persona, no podrás decirme que lo que te digo es mentira, no podrás decirme que quiero estar alejado de ti o abrazado cada mañana al despertar... Eso, es producto del amor, y si después de estar abrazados constantes amaneceres rojos y cálidos, y si después de eso quiero alejarme, quiero enviar una carta a través de los bosques eternos del olvido, saber que no estarás más, saber que te perderás y que yo también y que nuestros arroyos determinaran causes distintos... que desembocaremos en mares alejados por leguas de distancia :c  , y al momento, al instante preciso, ipso facto lloraré para crear mares nuevos, vida nueva, porque ¿ Te digo algo?... Después de ti, después de tu fin, de mi fin, después de que oscurece, tarde o temprano vuelve a amanecer.  y entonces ¿ Qué es el fin?, Lo mismo que el comienzo, solo que sin amor...

lunes, 19 de septiembre de 2011

¿ Os quedao claro?

Quizá sea culpa de que nunca te detuviste a leer y , si lo hiciste, no entendiste nada. Hace un par de meses fui explícito al decirte que ya no te necesitaba, estaba ahí para ti y es lógico, hay un cariño innegable por tu forma de ser. Y es que desde que escribí que no te regalaría mas mis palabras y pensamientos, puedo estar tranquilo que no lo he vuelto a hacer. Eso pasó hace bastante, lo mio, lo nuestro, ya ni recuerdo lo que me mantenía unido a la ilusión que creaste. Esto es únicamente para quedar tranquilo conmigo mismo, ni siquiera me daré el agrado de pensar y escribir como habitúo a hacerlo.

 Alterum qui eras auditus et primus scripturas veteres perdidi.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Luciano Cruz: Un Revolucionario casi Olvidado

Antes del gobierno allendista y en su génesis existió en Chile un estudiante de Medicina de la Universidad de Concepción que era un revolucionario. Ese estudiante era hijo de un alto oficial del Ejército que se llamaba Pedro Mario Cruz y de quien no supe cuándo y cómo murió. Alguna vez alguien me dijo que fue enterrado como un militar y que murió durante la dictadura.
No sé si será cierto lo primero. El apellido materno de Cruz era Aguayo. Era nieto de latifundistas, abuelos que adoraban al niño.
Ese niño, convertido en joven, se hizo militante de las JJCC. Fue un líder muy destacado en la enseñanza media de la ciudad penquista y en la Universidad fue presidente de la FEC.
Integrado al MIR desde su surgimiento junto a jóvenes provenientes de la FJS como los hermanos Miguel y Edgardo Enríquez.
El MIR, según Luis Vitale, tuvo como fundadores no sólo a los tres citados y otros baluartes como el Dr. Sotomayor y el sociólogo Andrés Pascal Allende, sino que a figuras relevantes del sindicalismo como don Clotario Blest Riffo y al mismo Vitale junto al Dr. Sepúlveda, quien habría sido el primer jefe del movimiento.
En un encuentro del MIR se produjo una inclinación mayoritaria de apoyo a Luciano Cruz, para que ocupara la dirección; sin embargo otros se opusieron señalando que Enríquez debía ocuparla. Enríquez venía llegando de Cuba. Frente a la intensidad del debate, Cruz produjo la unión permitiendo la elección de Miguel.
Luego se hizo una votación universal de los más de 200 reunidos en la que Luciano Cruz tuvo una votación casi total. Me parece que sacó apena uno o dos votos menos del universo total de sufragios.
La votación hablaba a las claras de la adhesión que el joven líder concitaba entre las bases miristas. Cuando los trabajadores del campo marchaban lo hacían bajo el grito de "Luciano, Guevara, el pueblo se prepara".
Su importancia sería evocada años después, inmediatamente tras el Golpe de Estado, en un libro llamado "Proceso a una traición" del periodista Ricardo Boizard, alias Picotón, que en dicho texto justificó burdamente el golpe y contó la historia de los supuestos traidores de la FACH donde, me parece, nombró también a Alberto Bachelet. Digo "su importancia sería evocada" porque en la carátula del libro figuraban cinco personajes: Fidel Castro, Salvador Allende, Luis Figueroa,
Carlos Altamirano y LUCIANO CRUZ.
Otro hecho que habla de la trascendencia del líder es un texto de dos periodistas que escribieron "Miguel Enríquez, el rebelde de la burguesía". En ese libro hay un capítulo completo dedicado a Cruz. Allí el historiador Luis Vitale cuenta la historia que le habría narrado un importante miembro del gobierno de Castro. Dice que estando el líder cubano junto a un grupo de personas se enteró de la muerte de Luciano Cruz. Castro, entre triste y ofuscado, lanzó su vaso con no sé que bebida o licor contra una pared y dijo: "Ha muerto mi hombre en Chile".
El gran líder murió a comienzos de agosto de 1971 (no recuerdo el día exacto). Aquella noticia la supe cuándo viajaba en un camión desde Arica a Santiago para ahorrarme las pocas monedas que tenía. Una radio señaló que Cruz había muerto asfixiado en un departamento de Santiago.
Cuando le dije quien era Luciano, me miró con cara de espanto. El hombre, un asalariado, me señaló que qué le importaba a él Luciano.
De allí en adelante la cosa se puso fea. El individuo me empezó a hacer imposible las horas. Y más allá provocó una discusión, que lo llevó a dejarme en plena carretera. No se las llevó "pelada". Le dije sus buenos garabatos y le llamé cobarde y desclasado. Sacó un fierro y me amenazó. Quedé tirado en un lugar desconocido. Pampa, desierto. Caminé sin destino, hasta que horas después divisé un servicentro. Allí relaté mis problemas de abandono a trabajadores del lugar.
Y me ubiqué: estaba cerca de Antofagasta. Yo tenía un tío en Chuqui.
Conversé con varios choferes. Uno de ellos iba hasta Calama y me llevó. Lamento no haber preguntado su nombre para agradecerle. De Calama me fui a Chuqui. La historia de mi salida del camión le causó entre risa y rabia a mi tío.
Al día siguiente me embarqué a Santiago. Y aunque desee llegar al funeral de Luciano Cruz eso ya no era posible. Alojado en una humilde residencial cercana a la Estación Mapocho pude contemplar las paredes de viejos edificios llenos de murales con el rostro de Luciano y su mano en alto con la leyenda que decía, me parece: "Hasta la victoria siempre".
El funeral de Luciano fue el más grande de esos años. Días después de su muerte se suicidó su compañera, una profesora universitaria cuyo nombre, ahora, no recuerdo.
Cuando llegué a Arica en uno de los folletos que editaba en aquel tiempo le hice un homenaje. Recuerdo claramente que el entonces importante dirigente regional del MIR local, Sergio Vásquez Osorio, me agradeció ese artículo.
Quise, por otra parte, hacer una denuncia, en ese mismo folleto, de la situación vivida con el chofer, pero mi amigo F.F., se opuso a ello.
Yo recuerdo esos años de luces y sombras, de inquietudes sociales enormes, de batallas duras, de justicias e injusticias; pero lo que más recuerdo es la figura de este joven que murió a los 27 años.
A su tumba, como a la de otros grandes hombres, en el Cementerio General, suelo ir de vez en cuando. Está sepultado a una cuadra de donde estarían los restos de Manuel Rodríguez.
Yo le recuerdo mucho y desde hace muchos años he tenido la intención de hacer una investigación más exhaustiva sobre Luciano Cruz Aguayo. Tenía varios documentos sobre él, pero en un allanamiento a mi propiedad en 1987, se perdieron.
El proyecto era un libro.
Será tarea futura entrar en la vida de esta figura que merece ser rescatada; elevada al lugar que le corresponde.
Los trabajadores del campo y la ciudad de los convulsionados sesenta-setenta aún le debieran recordar.
En estos tiempos uno puede no estar de acuerdo con algunas acciones de Luciano Cruz, pero obvio es que él fue participante de un momento histórico importante.

                                             Poeta : José Martínez Fernández..-

domingo, 11 de septiembre de 2011

El dia que la tierra habló.

Lluvia y feos ruidos se escuchaban - un día- por la tarde. Salí a la calle a ver que era lo que sucedía y mi sorpresa fue grande. No era agua lo que caía del cielo , sino, eran lágrimas. Y no era viento el ruido que escuchaba; eran suspiros de tristeza, y es que el cielo gritaba de dolor al ver como la tierra era contaminada, al ver como esta albergó a todas las especies pero una no tuvo la conciencia de subsistir en armonía con el resto.Como el agua pasó de ser azul a un tono gris estremecedor.

 Luego, todo se paralizó y del fondo de la tierra una carta, escrita en hojas de blancos lirios y sostenida por una rama, salió y se extendió en el cielo : Eran los mandamientos de la tierra. Desde aquel día, el agua volvió a ser azul, la tierra limpia y fértil y los cielos transparentes, ¿ Será por el último mandamiento?  :  " Cumplan esto por siempre, es la última oportunidad".

Una historia de aquellas.

hahaha, Soy como un bebé, y es que no importa con quién esté, sino, quien me haga ser, quien me haga sentir, dos o mas segundos pero son dos segundos que existí, que sentí, que viví y , aunque quizá no lo creas, ame.

 Quizá por esas cosas me pase siempre lo mismo; no puedes vivir el éxtasis de la vida si no la vives, no basta con verla desde afuera deseando osas banales, si dejas de verla y en vez de ello  eres la vida, volverás y recién ahí podrás decir que vives.

 Vuelvo y entono melodías que no las escuchas con el alma ni los oídos, no, las escuchas con las manos, con los pies, con tu cara, con los abrazos que te doy o con las palabras que te susurro, inclusive, con tus ojos al leer estas palabras. Y es que no es una, sino, todas. No todas, sino, la que esté en su momento, y es que te vistes de tantas formas, con tantas personalidades pero eres siempre la misma. La misma que me hace sentir tan vivo, que me hace sentir poseedor de una cantidad inapreciable de amor, y muy por el contrario, tan poco querido. La misma que me desvela por las noches desde que aprendí que era el vocablo que al revés se escribe Roma.

 Llegas tan alto, vuelves tan rápido, me elevas y me bajas con una velocidad aterradora, que culmina en los más hondo de la palabra, en los más profundo de mi concepto. Sabes que por ti lloro, que por ti me defraudo, que te busco en todas partes y que no te encuentro, y es que cada vez que creo hacerlo, no tarde en darme cuenta que no eres tú, porque tu no me harías sentir así, contigo me sentiría amado, me sentiría importante, me sentiría tan pagado.

 Pero por ti, por la búsqueda en tu empresa, por las ganas de encontrarte, por el deseo de conocerte y que dejes de ser tan esquiva y desafiante, por ti y por todo ello, me compre una goma, afilé mi lápiz grafito y he de escribir una y otra historia hasta encontrarte, hasta, por lo menos, esbozarte. Hasta comprender por qué es tan importante que llegues. Pues te espero, la ventana está abierta.